(AP) — Familiares de los pasajeros que perdieron la vida cuando el vuelo MH17 de Malaysia Airlines fue derribado sobre Ucrania en 2014 se reunieron este miércoles con funcionarios en la sede del Parlamento australiano para conmemorar el 10º aniversario de la tragedia que se cobró 298 vidas.
Uno de esos familiares, Paul Guard, culpa principalmente al conflicto que asoló el este de Ucrania hace una década del ataque con misiles que acabó con la vida de 38 ciudadanos australianos y residentes permanentes, entre ellos sus padres, los médicos de la ciudad australiana de Toowoomba, Roger y Jill Guard.
“No creo que nadie pretendiera derribar un avión de pasajeros. Así que, en ese sentido, me rompe el corazón que el conflicto continúe”, declaró Paul Guard a Australian Broadcasting Corp (ABC).
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“Pero creo que a muchas familias les habría gustado que se reconociera que lo que ocurrió estuvo mal y que Rusia no debería haber hecho la guerra”, añadió el hijo.
Desde entonces, el conflicto ha escalado hasta convertirse en una guerra a gran escala con la invasión rusa de su vecino más pequeño en febrero de 2022.
La región fronteriza controlada por los rebeldes prorrusos desde donde se lanzó fatalmente un misil tierra-aire Buk de la era soviética y los campos donde cayeron gran parte de los restos tras desintegrarse el Boeing 777 son ahora territorio controlado por el Ejército ruso.
Moscú ha negado reiteradamente su responsabilidad en la destrucción del MH17 y se ha negado a entregar a dos rusos y un ucraniano condenados en rebeldía por un tribunal nerlandés en 2022 por asesinato.
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Rusia sigue siendo perseguida en virtud del derecho internacional por los Países Bajos a través del Tribunal Europeo de Derechos Humanos y por Australia y los Países Bajos conjuntamente a través del Consejo de la Organización de Aviación Civil Internacional, o OACI, por su presunto papel en el derribo del MH17.
La ministra de Asuntos Exteriores de Australia, Penny Wong, se mostró “consternada” por la retirada de Rusia del proceso ante la OACI en junio.
“El caso continuará y no nos detendremos en nuestro compromiso de hacer que Rusia rinda cuentas”, dijo Wong a los asistentes, entre los que se encontraban diplomáticos extranjeros.
“Hoy, en nombre del Gobierno australiano, me comprometo de nuevo con nuestra búsqueda colectiva de la verdad, la justicia y la rendición de cuentas por los ultrajes perpetrados el 17 de julio de 2014”, añadió.
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En Holanda también está prevista una conmemoración a última hora de este miércoles en un monumento cerca del aeropuerto de Schiphol, desde donde partió el MH17 camino de la ciudad malasia de Kuala Lumpur.
El fiscal general de Australia, Mark Dreyfus, representará a Australia en ese monumento, donde se plantaron 298 árboles en conmemoración de cada víctima y girasoles como los que crecieron en el lugar del accidente.
Dreyfus espera que el caso Países Bajos-Australia contra Rusia vuelva a la OACI en octubre a pesar de la retirada de Moscú.
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“No lo dejaremos pasar hasta que hayamos conseguido que Rusia rinda cuentas”, declaró Dreyfus.
Los Países Bajos era el hogar de 196 de las víctimas. Además de Australia, también hubo víctimas de Malasia, Indonesia, Reino Unido, Bélgica, Alemania, Filipinas, Canadá, Nueva Zelandia, Vietnam, Israel, Italia, Rumania, Estados Unidos y Sudáfrica.
Una investigación internacional iniciada en el Consejo de Seguridad de la ONU por los Países Bajos, Malasia y Australia concluyó que el sistema de misiles Buk que destruyó el MH17 pertenecía a la 53ª Brigada de Misiles Antiaéreos de Rusia. La investigación concluyó que el misil fue lanzado a Ucrania desde una base militar rusa cerca de la ciudad de Kursk y regresó allí después de que el avión fuera derribado.
Tony Abbott era primer ministro de Australia cuando el MH17 fue derribado. Abbott recordó este miércoles que el presidente de Rusia, Vladimir Putin, se puso físicamente agresivo cuando el primer ministro de Australia planteó el caso del MH17 y el conflicto de Ucrania al margen de una cumbre de líderes del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico celebrada en Beijing en 2014.
Putin dijo a través de un intérprete que los ucranianos eran todos fascistas, que ellos mismos habían derribado el MH17 y que Ucrania no tenía derecho a existir, dijo Abbott.
“Entonces, cuando volvíamos a entrar en la conferencia –y esto fue realmente algo extraordinario–, de repente se giró, me agarró por los codos e intentó zarandearme y luego me empujó. Y me dijo en inglés, lengua que domina perfectamente: ‘Mire, usted no es un australiano nativo, pero yo soy un ruso nativo’, y me apartó de un empujón”, declaró Abbott a ABC.
“Creo que lo que intentaba decirme, a su manera bastante brusca y brutal, era que cómo podía yo, como ciudadano de una sociedad de colonos, entender la sangre, la tierra y el apego místico que él tenía hasta el último centímetro de la Madre Rusia”. dijo Abbott.
“Para mí era bastante obvio lo que quería decir. Creo que es una pena que no se hiciera más para armar a los ucranianos mientras tanto”, añadió Abbott.