El bombero Joe Triff recuerda los devastadores incendios forestales del año pasado, que obligaron a miles de personas a evacuar los suburbios de Halifax, en la provincia de Nueva Escocia, y redujeron más de 100 viviendas a agujeros negros humeantes.
Recuerda el miedo que sintieron sus colegas, algunos intentando desesperadamente alejar las llamas de sus propias propiedades.
El incendio que se declaró el 28 de mayo de 2023 en Upper Tantallon, a 30 kilómetros del centro de Halifax, quemó más de 900 hectáreas, obligó a evacuar a más de 16.000 personas y destruyó 151 viviendas.
“El nivel de destrucción, la velocidad a la que avanzaba el fuego, la cantidad de gente que había que evacuar, todo era extremo comparado con lo que hemos afrontado en el pasado”, asegura Triff, vicepresidente de la Asociación de Bomberos Profesionales de Halifax y de la Asociación de Bomberos Profesionales de las Provincias Atlánticas.
Un nuevo informe del Departamento de Bomberos y Emergencias de la Región de arroja luz sobre lo que tuvieron que afrontar los bomberos durante las casi tres semanas que duró la operación de extinción del incendio, y señala que los bomberos urbanos no tenían la formación, la experiencia ni el equipo necesarios para hacer frente a un incendio forestal.
Los bomberos estructurales urbanos están entrenados para combatir incendios en espacios cerrados, como viviendas, edificios comerciales, instalaciones industriales e infraestructuras públicas, frente a sus homólogos forestales, que trabajan en bosques y praderas.
Los expertos afirman que los incendios forestales llegarán a las zonas urbanas con mayor frecuencia, debido al cambio climático y a la expansión urbana, y que los bomberos municipales de todo el país podrían no estar preparados.
Intersección de peligros
“Ese riesgo es alto, y hoy es más alto que quizá en años anteriores”, afirma Ken McMullen, presidente de la Asociación Canadiense de Jefes de Bomberos. “Lo llamamos la intersección de peligros. Las cosas se están expandiendo más allá de nuestras fronteras normales de donde los municipios solían estar involucrados”.
No tenemos que ir muy lejos en el pasado para encontrar ejemplos. McMullen señala el incendio forestal de julio que arrasó un tercio de la ciudad de Jasper (Alberta), los incendios forestales de 2023 que destruyeron 130 propiedades en la región de Shuswap (Columbia Británica) y el incendio de 2021 que calcinó Lytton (Columbia Británica).
El año pasado fue el peor en cuanto a incendios forestales jamás registrado, y los expertos en cambio climático e incendios no esperan mucho alivio en el futuro.
“Cada vez hay más comunidades afectadas. Hay más desarrollo en el paisaje, pero también más incendios”, afirma Mike Flannigan, profesor de incendios forestales de la Thompson Rivers University de Kamloops (Columbia Británica). “Y a medida que [el planeta] siga calentándose, veremos más incendios”.
Aunque los gobiernos provinciales son los encargados de financiar y desplegar a los bomberos forestales, y a menudo toman la iniciativa en estas situaciones, los cuerpos de bomberos municipales también deben responder cuando un incendio forestal se adentra en una zona urbana.
Según McMullen, los tipos de extinción son muy diferentes, hasta en el equipo de protección que llevan y los vehículos que conducen, y tanto sus tácticas como su formación y experiencia son necesarias. Pero añadió que es necesaria una mayor coordinación entre ambos servicios.
McMullen dice el mayor peligro para los bomberos forestales es la caída de árboles, que hace poco costó la vida a un bombero de 24 años en Jasper. “Pero los bomberos municipales están entrenados para accidentes de tráfico y rescates acuáticos, y puede que no sepan qué buscar”.
“No estaban equipados para hacer frente a una emergencia”
El informe del Departamento de Bomberos y Emergencias de la Región, presentado el martes al consejo municipal, mencionaba lesiones debidas a calzado inadecuado, bomberos que trabajaban con la ropa empapada y preocupaciones por el equipo de protección personal disponible en el lugar.
“Tiene un impacto psicológico negativo no estar equipado para hacer frente a una emergencia”, dijo Triff. “[No] se nos proporcionó el calzado adecuado para estar en el bosque durante 16 horas, y más allá de eso, para hacerlo día tras día”.
El informe de los Bomberos de Halifax contenía 56 recomendaciones para el servicio, entre ellas la creación de un plan de respuesta ante sucesos graves y cambios de procedimiento en ámbitos como la evacuación, la seguridad, la rendición de cuentas, el suministro de agua, la información pública y las telecomunicaciones.
Si mañana se produjera otro incendio forestal, Triff dice que ni él ni otros miembros del sindicato creen que estarían más preparados.
Pero la recién contratada directora del programa de mitigación de incendios forestales del Departamento de Bomberos y Emergencias de la Región dice que ella -y otros- están trabajando en ello.
“Es imposible que estemos preparados para lo que tuvimos que afrontar la temporada pasada”, afirma Kara McCurdy. “Pero ciertamente sólo se pueden hacer mejoras”.
McCurdy dice que los Bomberos de Halifax están trabajando en las formaciones, en la dotación de mejores equipos, en la realización de evaluaciones de riesgo de la comunidad, en la aplicación de métodos de detección más temprana como cámaras de alcance del fuego. Además, el departamento está comprando tres camiones de bomberos forestales.
Según ella, se está elaborando una nueva estrategia contra los incendios forestales, que espera compartir pronto con los bomberos y hacer pública en otoño.
En abril, Ottawa destinó 800.000 dólares, además de los 400.000 del año pasado, para ayudar a la Asociación Internacional de Bomberos a impartir un programa de formación destinado a aumentar la capacidad de los bomberos urbanos de todo el país.
Triff asevera que el programa, llamado Responding to the Interface, llegará a las provincias marítimas este otoño y formará a más de 20 bomberos, que luego volverán a sus departamentos y formarán a sus colegas.
La directora agrega que a medida que los bomberos se enfrentan a nuevos retos, esperan un progreso más rápido.
“[Estoy] preocupada por el futuro de mis hijos … ya sabes, tenemos un aumento de los huracanes y las inundaciones y los incendios forestales, y todo parece ser un enfoque muy reactivo en lugar de un enfoque proactivo”.
Fuente: CBC News | Nicole Seguin