El Festival Internacional de Cine de Toronto es uno de los festivales de cine más prestigiosos de Canadá. Es el más grande de Norteamérica e incluso figura entre los cinco grandes eventos cinematográficos más importantes y famosos del mundo, junto a los festivales de Venecia, Cannes, Berlín y Sundance.
Este encuentro cinematográfico fue fundado en 1976 como el Festival de Festivales
por Henk Van der Kolk, Bill Marshall y Dusty Cohle, quienes buscaban crear un espacio para que los cineastas canadienses puedan mostrar su trabajo.
Con el predominio de los estudios estadounidenses y ante lo que era en ese entonces una anémica industria cinematográfica canadiense, ninguno de los fundadores vio una manera de crear ese espacio para el cine canadiense.
La solución fue traer películas extranjeras más populares a Toronto para atraer el interés del público y sacar provecho presentando películas canadienses junto con las ofertas más glamorosas hechas en Hollywood.
Necesitábamos que nos notaran. ¿Cómo demonios hacemos para que el mundo se dé cuenta de que estamos aquí y cómo desarrollamos una industria cinematográfica canadiense?
, dijo Van der Kolk al National Post en 2015. Fue por esto que empezó el festival en realidad
.
Ahora, tras una serie de años viviendo y sobreviviendo las consecuencias del Covid-19 y las huelgas, tanto los cineastas como los miembros de la industria esperan que el Festival Internacional de Cine de Toronto finalmente haya vuelto a su forma habitual, con su desfile de celebridades atrayendo miradas y con ello grandes oportunidades para los nuevos cineastas canadienses emergentes.
Ellos dicen que este festival es vital para producir y promover películas canadienses independientes.
Un festival popular
Como cita mayor del cine internacional, el Festival Internacional de Cine de Toronto cobró impulso unos años después de su lanzamiento, en particular después de que la posible censura de la película In Praise of Older Women
(Elogio a las mujeres mayores
) hizo que una gran multitud acudiera al estreno inalterado en el festival de 1978, ya que la la Junta de Revisión Cinematográfica de Ontario exigió la eliminación de una escena de sexo de 35 segundos en esa película.
Hollywood empezó a tomar nota mientras el festival crecía, hasta llegar a cambiar su nombre al actual Festival Internacional de Cine de Toronto, TIFF por sus siglas en inglés, en 1994, eclipsando en el camino al Festival Internacional de Cine de Montreal, que acabó desapareciendo en 2019 tras 42 años de existencia.
Aunque el festival habitualmente atrae a algunas de las mayores estrellas del mundo a visitar la ciudad, los cineastas canadienses siguen expresando su agradecimiento por tener un escaparate como TIFF en su propio país.
Jennifer Holness es una de las cineastas que encontraron un gran apoyo a su trabajo en este evento. Como productora y cineasta de Etobicoke, Ontario, su primer largometraje, la comedia romántica Love, Sex and Eating the Bones
(Amor, sexo y comerse los huesos
), ganó el premio TIFF 2003 a la mejor ópera prima canadiense junto con su codirector y marido Sudz Sutherland.
Además del premio en efectivo, los realizadores fueron celebrados en un espacio que incluyó superestrellas reconocidas y les dio una razón para creer en sí mismos.
Esa confirmación y ese apoyo tempranos a nuestra obra nos permitieron viajar por el mundo, en Estados Unidos en particular, como artistas negros y tener un conjunto de trabajos que la gente tomaba en serio. El hecho de que la gente nos viera como cineastas y como artistas realmente consolidó nuestra capacidad de ir y negociar.
Esa oportunidad abrió una ventana a la industria para Holness y otros, además de permitirles acceder al mercado informal
de colaboradores, socios potenciales y compradores sin tener que pasar por aduanas internacionales.
Creo que si el TIFF no existiera, no sé si hubiéramos podido sostener nuestras carreras
, añadió Jennifer Holness.
Toronto como trampolín a los premios cinematográficos
Una de las razones por las que muchas películas de renombre acuden a participar en el TIFF es porque este evento se ha convertido cada vez más en un referente de los premios. Con excepción de la película ¿Where Do We Go Now?
(¿Dónde vamos ahora?
), de 2011 , todos los ganadores del premio People’s Choice Award, el Premio del Público en este festival desde 2008 han sido al menos nominados a mejor película en los premios Oscar en Estados Unidos.
Matt Beloni, ex editor de The Hollywood Reporter y socio fundador del medio de comunicación Puck, dijo que esto es más que una simple coincidencia.
La reputación de Toronto como “un festival popular” se sustenta en la influencia comparativamente mayor de parte del público que la proveniente de la cobertura de los medios de comunicación en comparación con otros festivales.
Una producción que se gane el apoyo del público en el TIFF puede impulsar eficazmente una película que de otra manera podría hundirse. Señaló como ejemplo el triunfo en los Oscar de la película American Fiction
del año pasado.
En camino al festival, esta película se vio obstaculizada por nuevas tomas y reediciones, señales de que sus productores no estaban muy seguros. Aunque esa situación podría haber llevado a que la película sea olvidada pronto, Beloni destacó que el hecho de que fue estrenada en el Festival Internacional de Cine de Toronto, donde recibió una fuerte reacción favorable del público cambió el curso de la historia de esa producción.
American Fiction
, dirigida por Cord Jefferson, ganó el codiciado premio People’s Choice Award en el TIFF. Gracias a ese apoyo fue nominada a mejor película en los Oscar, donde ganó el premio a mejor guión adaptado.
Es una historia de éxito en el TIFF y los estudios de Hollywood buscan ese tipo de trayectoria en las películas que proyectan en este festival
, añadió Matt Beloni.
La estrategia del TIFF de atraer estrellas de Hollywood para que el público también ponga atención a las películas independientes más pequeñas ha sido afectada en los últimos años. Después de que los eventos presenciales en el festival fueron cancelados debido a la pandemia del Covid-19 en 2020, el año siguiente se realizó un festival híbrido, lo que se tradujo en un menor entusiasmo y donde hubo menos películas importantes para atraer el interés de los cinéfilos.
En 2022 el TIFF abrió de nuevo sus puertas por completo al público, aunque la cobertura mediática se redujo debido a la muerte de la reina Elizabeth II justo el día de la inauguración. Luego, en 2023, la huelga de actores de Hollywood mantuvo a todas las celebridades, salvo algunas excepciones, alejadas de la alfombra roja del festival.
Los responsables del festival citaron esta serie de dificultades para justificar su decisión en diciembre de recortar 12 miembros de su personal a tiempo completo .
La vuelta a la forma
Junto con un hundimiento general de las instituciones artísticas canadienses, en particular el otro festival de cine de Canadá de renombre internacional, Hot Docs, el director del TIFF, Cameron Bailey, admitió que los últimos años pusieron temporalmente en peligro la reputación del TIFF como un polo de atracción para Hollywood y como defensor del cine local.
Yo diría que fue como un segundo acto difícil, y estamos al final del mismo
, dijo Bailey en una conferencia de prensa antes de la apertura del festival de este año, que espera sea un regreso de los buenos años del TIFF. “Estamos empezando el tercer acto y las cosas pintan mejor”.
Esto a pesar de que se han producido algunos enfrentamientos entre festivales. El mes pasado, el director artístico del Festival de Cine de Venecia, Alberto Barbera, dijo a la revista Vanity Fair que el TIFF es menos atractivo para las grandes películas y los medios de comunicación estadounidenses
.
Sin embargo, con más de 700 celebridades que se espera acudan al TIFF este año, y lo que Bailey considera que son algunas de las películas más importantes del mundo actualmente en proyección en el festival, dice que el Festival de Cine de Toronto sigue siendo tan influyente para la industria como lo ha sido siempre.
Tenemos la atención del mundo
, dijo.
Hacia el fortalecimiento del TIFF
Tener esa atención mundial es una gran parte de los objetivos del TIFF, ya que tiene previsto utilizar una reciente inyección de 23 millones de dólares de parte del gobierno federal para establecer un mercado dedicado industrial en el marco del festival: vender películas de alto precio a estudios y compradores de la industria a través de proyecciones a las que el público general no podrá asistir.
Pese a ese enfoque en películas internacionales e inversores adinerados, Olivier Gauthier-Mercier, vicepresidente de la compañía de distribución LevelFilm, con sede en Toronto, dijo que después de los primeros días del festival, donde se concentran principalmente las películas y celebridades más importantes, comienza el verdadero trabajo de promoción y venta de películas independientes más pequeñas.
Es entonces cuando las películas menos conocidas, como “Village Keeper” , ambientada en Toronto y que LevelFilm representa, pueden aprovechar la ola de entusiasmo. Después de que títulos como “Megalopolis”, dirigida por Francis Ford Coppola, o Nightbitch
, dirigida por Marielle Heller, agoten las entradas de los cines y generen titulares, el resto de la semana se convierte en una oportunidad de descubrir títulos desconocidos que puedan ganar una atención orgánica que corra de boca en boca.
Es entonces cuando se convierte en un festival popular de cine
, afirmó Gauthier-Mercier.
Con la previsión de que una ola de estrellas acudirá al TIFF este año, Olivier Gauthier-Mercier tiene la esperanza de que el festival pueda seguir cumpliendo ese propósito, porque es vital para la supervivencia de la industria cinematográfica canadiense.
Lo que uno quiere en el Festival Internacional de Cine de Toronto es poder llevar su película a la conciencia de la gente
, dijo.”La película ‘Village Keeper’ necesita estar ahí para que la gente la descubra”.
Fuentes: CBC / J. Weaver
Adaptación: RCI / R. Valencia