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Desinformación sobre el Covid-19 costó miles de vidas y millones de dólares

En Canadá, la difusión de información errónea sobre el Covid-19 costó al menos 2.800 vidas y unos 300 millones de dólares en gastos de hospital durante los nueve meses más difíciles de la pandemia, según un nuevo informe publicado el jueves.

El documento, publicado por el Consejo de Academias Canadienses, CCA por sus siglas en inglés, que es una organización de investigación independiente que recibe financiación federal, examinó cómo la desinformación afectó los contagios, las hospitalizaciones y el número de muertes a causa de la pandemia entre marzo y noviembre de 2021.

Los autores sostienen que la desinformación contribuyó a que unos 2,3 millones de canadienses duden en vacunarse. Si más personas hubieran estado dispuestas a hacerse vacunar cuando la vacuna estaba disponible por primera vez para ellas, Canadá podría haber visto aproximadamente 200,000 casos menos de Covid-19 y unas 13,000 hospitalizaciones menos, dice el informe.

Alex Himelfarb, responsable del grupo de expertos que redactó el informe, dijo que sus estimaciones son muy conservadoras porque sólo se examinó un periodo de nueve meses de la pandemia.

Está bastante claro que se produjeron decenas de miles de hospitalizaciones debido a la desinformación, y tenemos la certeza de que estas estimaciones son conservadoras.

Una cita de Alex Himelfarb, responsable del grupo de expertos que redactó el informe.

Himelfarb también dijo que la estimación de un gasto de 300 millones de dólares sólo cubre los costos de hospital: el estudio no incluía los costos indirectos asociados a factores como el retraso ocasionado para las cirugías electivas y la pérdida de salarios.

Varios estudios han demostrado que vacunarse puede reducir el riesgo de contagio del Covid-19 y de hospitalización. Pero sólo el 80% de los canadienses se han vacunado completamente, según los últimos datos del Ministerio de Salud de Canadá.

El informe de la CCA define dos grupos de personas reticentes a la vacunación: los que dudan y los que se niegan a vacunarse. Según el documento, las personas reacias a ser vacunadas expresaron su preocupación por las vacunas en general y cuestionaron la rapidez a la que se desarrollaron las vacunas contra el Covid-19.

Los que se negaban a vacunarse, en cambio, eran más propensos a creer que la pandemia era un engaño o que se había exagerado mucho, dice el informe.

Más allá de los efectos sobre la salud, la desinformación priva a la gente de su derecho a estar informada, afirmó Stephan Lewandowsky, profesor en la Facultad de Ciencias Psicológicas de la Universidad de Bristol, en el Reino Unido, y uno de los autores del informe.

En una democracia, el público debería ser capaz de comprender los riesgos a los que nos enfrentamos y actuar sobre esa base. Pero si uno acaba saturado con la desinformación entonces se está alterando la capacidad del público, y se le está negando a la gente el derecho a estar informado sobre los riesgos a los que se enfrenta.

Una cita de Stephan Lewandowsky, profesor en la Facultad de Ciencias Psicológicas de la Universidad de Bristol.

Según el informe, la desinformación se basa en mensajes simples destinados a provocar reacciones emocionales. La desinformación se presenta a menudo como procedente de una fuente creíble, como una publicación científica.

Maxime Bernier da un discurso.

El jefe del Partido Popular de Canadá, Maxime Bernier, un estridente opositor a las medidas de protección de salud pública, buscó aprovechar de la desinformación sobre el Covid-19 para llevar adelante su campaña política en las elecciones federales de 2021..

LA IDEOLOGÍA PUEDE DESEMPEÑAR UN PAPEL

Los autores del estudio también señalaron que la desinformación puede estar motivada por una visión personal del mundo, una ideología o una identidad política.

La negación de la acción colectiva ante los problemas va a ser muy frecuente entre las personas a las que no les gusta la acción colectiva, afirmó Himelfarb, señalando que la desinformación puede desembocar en mensajes políticos.

Cuando la desinformación es vinculada con la identidad y la ideología, los líderes políticos suelen recurrir a la desinformación como medio para construir su coalición, afirmó Himelfarb, sin señalar a ningún político en concreto.

El jefe del Partido Popular de Canadá, Maxime Bernier, un estridente opositor a las medidas de protección de salud pública y los pasaportes de vacunación del Covid-19, pareció unificar a una parte del electorado que considera las políticas gubernamentales de salud contra la pandemia como una extralimitación del gobierno cuando terminó con aproximadamente el 5% de los votos en las elecciones federales de 2021.

Lewandowsky dijo que las redes sociales pueden contribuir a la difusión de la desinformación, pero que las políticas para contrarrestarla, como exigir etiquetas en la información inexacta, podrían ayudar.

Himelfarb dijo que es importante encontrar un equilibrio entre la desinformación y la libertad de expresión. Encontrar el punto justo es todo un reto, afirmó.

Lewandowsky dijo que una forma de encontrar el equilibrio sería garantizar una mayor disponibilidad de información fiable y dar a la gente las herramientas para que pueda identificar la información errónea.

La gente que se dedica a desinformar tiene un repertorio de técnicas retóricas, y podemos identificarlas, dijo Stephan Lewandowsky, profesor en la Facultad de Ciencias Psicológicas de la Universidad de Bristol.

Fuente: CBC / D. Major

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