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Más de 70 periodistas gazatíes tienen ahora acceso a la electricidad y a Internet gracias a un proyecto financiado por el gobierno canadiense a iniciativa de Press House – Palestina, una ONG cuya misión es promover la libertad de expresión en los territorios palestinos.

Des femmes et un homme travaillent sur leur ordinateur portable dans un bureau où une affiche «Journalists Camp Project » avec le logo du gouvernement du Canada orne un mur.

Un grupo de periodistas palestinos trabaja en los nuevos locales de la Casa de la Prensa Palestina, financiada por el gobierno canadiense.

Foto: Photo tirée du compte X du Bureau de représentation du Canada auprès de l’autorité palestinienne

Un grupo de periodistas palestinos trabaja en los nuevos locales de la Casa de la Prensa Palestina, proyecto financiado por el gobierno canadiense, en Deir Al-Balah, en el centro de la Franja de Gaza.

Un montón de escombros: esto es todo lo que queda de los antiguos locales de la Casa de la Prensa Palestina en la ciudad de Gaza, que fueron demolidos en un ataque aéreo israelí el pasado mes de febrero.

Tres meses antes, otro ataque mató a uno de sus fundadores, Bilal Jadallah, de 45 años, figura destacada de la prensa palestina. Su auto fue alcanzado por un misil cuando huía hacia el sur de la Franja de Gaza en busca de sus familiares.

Fundada en 2013 por un puñado de periodistas, Press House – Palestine es una organización no gubernamental (ONG) sin ánimo de lucro que sirve principalmente de refugio a periodistas palestinos independientes en Gaza.

La iniciativa partió de una constatación: la necesidad de ofrecer otro lugar a los periodistas gazatíes que no están afiliados ni a Hamás ni a Al Fatah, los dos principales partidos políticos de la Franja de Gaza.

“Queremos mantenernos al margen de las presiones políticas interpalestinas, y por eso necesitábamos un espacio que ofreciera los servicios necesarios a los periodistas independientes y apartidistas, para que pudieran hacer su trabajo sin interferencias”, explicó a Radio Canadá Hikmat Youssef, director interino y cofundador de la Casa de la Prensa Palestina.

Fondos para alquiler y energía solar

Con este objetivo Youssef se puso en contacto con la Oficina de Representación de Canadá ante la Autoridad Palestina en Ramala, en Cisjordania, con la esperanza de recibir el apoyo de Ottawa para abrir una nueva oficina en Deir Al-Balah, en el centro de la Franja de Gaza. Se trata de una de las pocas zonas designadas por el ejército israelí como zona humanitaria y, por tanto, relativamente segura.

“Cuando Canadá nos dio el visto bueno, montamos rápidamente los nuevos locales para recibir a los periodistas”, explicó Youssef en una videollamada desde Nousseirat, a cinco kilómetros de Deir Al-Balah.

Desde su apertura, a principios de agosto, 70 periodistas se han beneficiado de los servicios ofrecidos en este espacio, según él.

Un homme prenant un égoportrait devant un champ.

Foto de archivo de Hikmat Youssef, director de la Casa de la Prensa Palestina en Gaza.

Foto: Photo fournie par Hikmat Youssef

Sin este centro, no habría lugar para que los periodistas independientes trabajaran en la Franja de Gaza.

Una cita de Hikmat Youssef, director de la Casa de la Prensa Palestina

Según Youssef, el gobierno canadiense ha ofrecido un total de 20.500 dólares a la Casa de la Prensa Palestina. Esta suma cubrirá el alquiler de los nuevos locales durante seis meses, así como la instalación de paneles solares que permitan a una treintena de periodistas enchufar sus ordenadores al mismo tiempo.

Otros países, entre ellos Noruega y Suiza, así como Francia y Alemania, ya han apoyado proyectos lanzados por la Casa de la Prensa Palestina, como la organización de cursos de formación para periodistas y la compra de material audiovisual. La institución cuenta también con el apoyo de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).

“Nadie puede protegernos”

A pesar de todo este apoyo, Hikmat Youssef no se hace ilusiones: “nadie puede protegernos de las bombas. Nuestra única protección es nuestra experiencia como periodistas en la Franja de Gaza. Conocemos el terreno, conocemos los riesgos…”.

De repente, su relato se ve interrumpido por el sonido de una explosión, seguido de los gritos de su hijo de 3 años.

Un amas de débris.

Las antiguas oficinas de la Casa de la Prensa Palestina en la ciudad de Gaza quedaron completamente destruidas en un ataque israelí el pasado febrero.

Foto: Photo fournie par la «Maison de la presse palestinienne»

“No te preocupes, cariño, es sólo un bombardeo a lo lejos”, se le oye decir al otro lado de la línea, mientras intenta tranquilizar a su hijo menor, Hammoudi, que está sentado a su lado.

Los dos están en el tejado de su casa para escapar del calor acumulado durante el día.

Desde el lugar, Youssef puede ver el corredor de Netzarim, también conocido como Ruta 749, una carretera militar ocupada por el ejército israelí que divide la Franja de Gaza en dos.

A su izquierda, hay un edificio destruido. “Ocho de mis primos murieron en el bombardeo de este edificio”, dijo, apuntando con la cámara de su teléfono al edificio destruido.

Fue el pasado 8 de junio, durante una operación del ejército israelí en Nousseirat, que condujo a la liberación de cuatro rehenes, pero que también causó la muerte de más de 270 palestinos, según Hamás.

Más de 113 periodistas y profesionales de los medios de comunicación muertos

“Gracias a Dios, mi familia y yo seguimos teniendo un techo bajo el que cobijarnos. No hemos tenido que evacuar nuestra casa”.

Pero no es el caso de la inmensa mayoría de sus compatriotas.

Desde el 7 de octubre, la guerra emprendida por Israel en respuesta a un ataque sin precedentes de Hamás en su territorio ha obligado a muchos de los 2,4 millones de gazatíes a desplazarse, a pesar de que, según la ONU, no hay ningún lugar seguro en la Franja de Gaza.

El ataque de Hamás del pasado octubre causó la muerte de casi 1.200 personas en el lado israelí, la mayoría civiles, según cifras oficiales. La ofensiva israelí mató a más de 40.000 palestinos, muchos de ellos niños, según las autoridades de Gaza.

Entre las víctimas hay varios periodistas. Según el Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ), en los últimos 10 meses han muerto al menos 113 periodistas y profesionales de los medios de comunicación.

Con la prohibición de entrar en la Franja de Gaza a los periodistas extranjeros, los reporteros gazatíes, atrapados en este territorio asediado, se han convertido en los ojos y oídos del resto del mundo.

Des hommes et des femmes travaillent devant leur ordinateur dans un local.

Los nuevos locales de la Casa de la Prensa Palestina reciben a unos 70 periodistas desde su apertura a principios de agosto de este año.

Foto: Photo fournie par Hikmat Youssef

Un lugar de encuentro

Hidaya Ismat Hassanein, una periodista de 25 años que trabaja para la agencia de noticias palestina Sanad, pasa todos los días en el nuevo centro de medios de comunicación de Deir Al-Balah.

“Este espacio me ha resuelto una verdadera crisis”, afirmó en una entrevista telefónica con Radio Canadá desde el nuevo centro.

Es muy difícil tener acceso a una conexión a Internet lo suficientemente buena como para permitirnos hacer nuestro trabajo como periodistas, […] especialmente en los campos de desplazados, donde nos encontramos hacinados con otros refugiados en la misma tienda.

Una cita de Hidaya Ismat Hassanein, periodista palestina

Más que un simple acceso a la electricidad, la Casa de la Prensa Palestina ofrece a los periodistas un lugar donde reunirse y trabajar. “Nos permite hablar entre nosotros, y eso es muy importante dadas las difíciles condiciones en las que vivimos desde hace más de 10 meses”.

Ihab Abou Diab, de 30 años, está de acuerdo. Este corresponsal de la red de medios Raya ha tenido que mudarse varias veces desde el comienzo de la guerra, después de que su casa fuera destruida. “Me la pasaba en la calle, en los campamentos y en los hospitales donde podía tener acceso a la electricidad para trabajar”, contó a Radio Canadá.

Estamos privados de todo. Estamos haciendo lo imposible con cero recursos.

Una cita de Ihab Abou Diab, periodista palestino

Retos personales

Como la mayoría de sus compañeros, Ihab también se enfrenta a retos personales. Iba a casarse en noviembre, un mes después del comienzo de la guerra, pero su prometida, de 24 años, resultó gravemente herida en un ataque israelí hace cuatro meses.

“El día que la hirieron, en el hospital, me dijeron que estaba muerta”, contó con tristeza. Pero, afortunadamente, los médicos pudieron salvarle la vida. Otras personas no tuvieron tanta suerte. Algunos tuvieron que ser amputados, otros murieron.

 

Y desde hace algún tiempo, no son sólo los bombardeos los que amenazan a los civiles de la Franja de Gaza: la inseguridad en las calles ha alcanzado un nivel extremadamente peligroso, según Hikmat Youssef, que limita al máximo sus movimientos.

El pasado mes de junio, la ONU denunció saqueos y violencia en un contexto de gran vacío de seguridad, que obstaculizaba la labor de los trabajadores de ayuda humanitaria.

Sin embargo, para el Sr. Youssef, lo más duro es ver a sus hijos privados de educación. “Antes de la guerra, sacaban muy buenas notas e incluso aprendían francés e inglés, además de árabe”, afirmó. “Ahora están atrapados en casa y completamente traumatizados”.

“La situación es tan difícil que nadie puede imaginar lo duro que es”, concluyó.

Fuente: Radio Canadá | Rania Massoud

Adaptación: RCI | M.G. Aguzzi

About Post Author

URBANATVFM

Jorge de Jesús Núñez García es un periodista y escritor dominicano radicado en Toronto, quien se ha destacado en Canadá como locutor, comentarista, animador, tanto en radio como en televisión. Dirige emisoras y medios digitales, además de prensa escrita.
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